viernes, 23 de octubre de 2015



Centro Pedagógico de Durango A.C.


“SURGIMIENTO DE ESCUELAS NORMALES RURALES”
Educación y Sociedad II
M. en P. Jesús Flores Sánchez Flores
Lic. Fabiola Isabel González Alanís.

Victoria de Durango, Durango., Octubre 23 de 2015.







SURGIMIENTO DE ESCUELAS NORMALES RURALES
En relacion a este tema se cuenta con grandes referentes históricos los cuales nos permiten realizar el siguiente resumen Las escuelas normales rurales fueron creadas después de la Revolución de 1910 como parte del ambicioso proyecto cultural que buscaba transformar la vida de las comunidades rurales a través de la escuela. Su objetivo inicial fue formar maestros capaces de civilizar a los campesinos en las escuelas rurales que se abrirían en todo el país. A principios de los años treinta fueron convertidas en escuelas regionales campesinas con objetivos más ambiciosos: realizar una transformación del campo, integrando actividades culturales, deportivas, educativas, económicas y de organización política en el marco de la reforma agraria y de la conformación del Estado posrevolucionario. Jóvenes entre 12 y 17 años se formaron con un plan de estudios de cuatro años posteriores a tres o cuatro años de educación primaria, que enlazó la formación de maestros rurales con la de técnicos agrícolas para formar líderes, personas autónomas, responsables y con autonomía, conocedores de técnicas de agricultura y ganadería, oficios rurales y cultura cívica, de los artículos constitucionales que amparaban a los campesinos y obreros; jóvenes que fueran observadores de las necesidades del medio rural y manejaran técnicas para convertirse en gestores para solicitar el reparto agrario, formar cooperativas de producción, abrir escuelas, procurar la higiene y el deporte, organizar fiestas patrias y otras actividades como la alfabetización. Los directores de las escuelas incluso llegaron a ser los representantes del Banco Nacional de Crédito Ejidal y fungieron como responsables de hasta 10 escuelas rurales que funcionaban como anexas.
Dicho lo anterior las escuelas se ubicaron en zonas rurales, reclutaron a hijos de ejidatarios o de pequeños propietarios rurales que recibían becas del gobierno federal y al finalizar sus estudios obtenían plazas como maestros en escuelas rurales. Buena parte del proceso educativo se daba en los internados, que hasta 1943 fueron mixtos. Estudiantes se rotaban para atender todas las necesidades de cada escuela, sus anexos agropecuarios y talleres, la alimentación y la limpieza, otorgando un gran valor al trabajo, la disciplina, la vocación de servicio y el compromiso con la comunidad. Cuando en 1934 se modificó el artículo tercero de la Constitución para establecer que la educación que impartiera el Estado sería socialista, se añadieron al plan de estudios algunas materias sobre materialismo histórico, al igual que en otras escuelas normales. Un año después se formó la FECSM, organismo estudiantil que enlazó a las sociedades de alumnos de cada escuela y que jugaría un papel fundamental en la lucha por mejorar las condiciones de trabajo de las escuelas.
Entre 1920 y 1941 las escuelas representaban la entrada del gobierno federal revolucionario en la vida del campo. Sus relaciones con las comunidades no fueron sencillas por su carácter mixto y laico, mientras que su encargo agrarista las colocó como enemigas de caciques, propietarios y comerciantes.
Para 1939 la SEP había abierto ya 36 escuelas, con condiciones de trabajo muy variables que se deterioraron notablemente a raíz de la expropiación petrolera. Los maestros, estudiantes y padres de familia muchas veces fueron quienes proporcionaron su trabajo y los materiales para construir los salones, talleres y anexos, con apoyo de las comunidades rurales cercanas.  Para 1941 representó un parteaguas en la historia de estas instituciones. Ese año se estableció un plan de estudios único para todas las escuelas normales, fueran urbanas o rurales. Las regionales campesinas fueron desintegradas para crear por separado escuelas prácticas de agricultura y escuelas normales rurales. Las normales rurales perdieron sus escuelas anexas, y ya sin sentido, sus talleres, tierras y anexos agropecuarios quedaron como excedentes: muchos de ellos se convertirían en ruinas, mientras que otros fueron trabajados por los maestros y estudiantes para apoyarse económicamente frente a los escasos recursos que les proporcionaría la SEP en adelante: las escuelas no tenían los laboratorios y bibliotecas para entonces imprescindibles para cumplir con un plan de estudios que incorporaba materias equivalentes a la educación secundaria.
Entre 1941 y 1969 las normales rurales vivieron otra época. Los gobiernos en turno durante este periodo apostaron a la modernización del país a través del desarrollo industrial y urbano. La reforma agraria fue detenida y las escuelas normales rurales tuvieron un escaso lugar en este proyecto, aunque en los años cincuenta tuvieron un nuevo impulso. Algunas escuelas prácticas de agricultura volvieron a convertirse en normales rurales y se abrieron otras hasta llegar a ser 29. A finales de los años cincuenta los estudios de normal se hicieron equivalentes al bachillerato, con lo que las escuelas abrieron la oportunidad de que estos sectores o ingresaran al servicio docente o pasaran a los estudios universitarios. La formación de identidades en los internados se hizo aún más intensa, ya que la convivencia con los compañeros podía extenderse hasta por siete años: uno del curso complementario (para concluir la primaria), los tres años de secundaria y tres de normal.
Durante un tiempo esta modalidad provoco que  la vida de los internados y la organización estudiantil se habían mantenido muchos de los objetivos fundacionales de las escuelas (el vínculo con lo rural, el compromiso social, la idea de formar líderes), así como sus contradicciones (la necesidad de movilizarse para mejorar las condiciones casi siempre precarias de las escuelas, el sentimiento de pérdida de lo que se tenía antes y de ser tratados como estudiantes y futuros maestros de segunda por su origen rural).
Información disponible sobre las escuelas normales rurales de los años setenta a nuestros días proviene sobre todo de fuentes periodísticas y es muy limitada ya que hace visibles los conflictos entre las normales rurales y las autoridades de los estados, pero no la complejidad de sus motivos ni lo que sucede en la vida cotidiana de las escuelas y los internados. Un nuevo reto se planteó a las escuelas normales con la elevación del ciclo de estudios a nivel de licenciatura en 1984 y más aún con la descentralización de la educación básica y normal en 1993. Las normales rurales pasaron a la administración estatal con lo que se restringió el reclutamiento de estudiantes y el otorgamiento de plazas a regiones determinadas. La FECSM se opuso a esta política que debilitaba la posibilidad de que las rurales en su conjunto negociaran con el gobierno federal, algo que había sido de vital importancia para su sobrevivencia. Si a lo largo de su existencia los trabajos y las condiciones de cada escuela muestran diferencias importantes según las circunstancias regionales particulares, a partir de los noventa la diversidad se haría más grande. Algunas escuelas fueron absorbidas por el crecimiento de los centros urbanos y comenzaron a ingresar jóvenes de origen urbano de escasos recursos, mientras en otras la presencia de estudiantes indígenas se incrementó. Se trataba, entonces, de jóvenes mayores de edad. En 2003 la SEP registraba 10 escuelas para varones, seis para mujeres y cuatro mixtas (de otras dos no se contaba con el dato).  La planta docente fue cambiando y en algunas fue disminuyendo el número de maestros de tiempo completo, que resultan fundamentales en el régimen de internado.

La SEP dio facilidades para la apertura de escuelas normales privadas, ha seguido una política de limitar la matrícula de las escuelas normales públicas, bajo el argumento de que hay un excedente de profesores ante los cambios en la dinámica poblacional. El tope de la matrícula fue particularmente fuerte en el caso de las escuelas normales rurales, que se opusieron al programa de Modernización Educativa y las subsecuentes políticas educativas. Los reclamos de los estudiantes por las malas condiciones de las escuelas, la insuficiencia de sus becas y los topes a la matrícula se fueron incrementando y la prensa ha hecho énfasis en el uso de estrategias como el secuestro de autobuses o bloqueos de carreteras, pero no tanto en la histórica estrategia de cortar los suministros de las escuelas cuando están en paro. Muchas veces los movimientos estudiantiles han sido apoyados por la población circundante a las escuelas con base en sentimientos de justicia social pero también porque los internados han sido fundamentales para la movilidad social, incluso para el desarrollo económico local. El caso más sonado de este soporte fue el de El Mexe, Hidalgo, en el año 2000.



Centro Pedagógico de Durango A.C.


“PLUTARCO ELIAS CALLES Y EL MAXIMATO”
Educación y Sociedad II
M. en P. Jesús Flores Sánchez Flores
Lic. Fabiola Isabel González Alanís.

Victoria de Durango, Durango., Octubre 23 de 2015.


Plutarco Elías Calles y el Maximato.

Se denomino Maximato al período de la historia de México que abarco  entre 1928 a 1934 en el cual la política mexicana fue dirigida por El General Plutarco Elías Calles,  convertido en el hombre fuerte y jefe indiscutible de la Revolución al morir Álvaro Obregón. 
La característica principal que identifica al Maximato es la dualidad de poderes representada por el Presidente de la República y el jefe máximo de la Revolución, situación que retrasó el proyecto institucionalizador iniciado por el mismo Calles al promover la fundación del Partido Nacional Revolucionario en marzo de 1929. 

Algunos factores que explican el establecimiento del maximato por parte de Elías Calles:
a)     La fuerza del PNR que permite a Calles centralizar la política nacional, situación que aprovecha para seleccionar candidatos idóneos a sus propósitos
 ( Sin fuerza política) y poderlos manejar.
b)     El apoyo del ejercito que despues fue eliminado, dio a Calles la oportunidad de deshacerse de aquellos militares colocados en puestos claves de quienes dudaba de su lealtad.
c)      El control ejercido  por los callistas en el congreso que permitió a Calles eliminar a grupos opositores.


Estos factores permiten entender la importancia que tuvo Calles para establecer el control sobre la vida política nacional. Además nos permite entender el desinterés por los problemas sociales, lo cual se manifiesta en la actitud conservadora que asumió ante los problemas planteados por las masas trabajadoras. 






Calles manifestó en su informe la idea de constituir un gran partido revolucionario que incorpore a los miembros de las diferentes facciones revolucionarios, destinadas a controlar la política general del país pero reconociendo la autonomía de los partidos locales. La idea del partido como agente institucionalizador había quedado esbozada aquel primero de septiembre solamente faltaba que fuera aceptada por todos los hombres fuertes que constituían a la familia revolucionaria. Así pues calles consiguió que fuera elegido Emilio portes Gil, un joven político que no había ocupado puesto en alguno de su gabinete y podía considerarse como obregonista sin que fuera contrario al callizo. 

 En 1929 nació el Partido Nacional revolucionario (PNR). En las nuevas elecciones ganó el candidato del PNR, Pascual Ortiz Rubio; fue una votación muy discutida contra José Vasconcelos, que era candidato independiente. Sin embargo, el verdadero poder lo tuvo Plutarco Elías Calles, llamado Jefe Máximo de la revolución.

Por aquellas fechas de la creación del PNR, calles apenas comenzaba a ser el hombre fuerte. Ya se ha señalado que de hecho no contaba con un número de seguidores capaz de contrarrestar al poderoso grupo obregonista a la hora de buscar los candidatos para la presidencia constitucional. Aarón Sáenz, un miembro de ese grupo y jefe después de la muerte del caudillo, era considerado en los medios políticos como el candidato idóneo. Pero este no reunía las condiciones necesarias para continuar la obra callista, y mucho menos estaría dispuesto a permitir la injerencia del jefe máximo en su gobierno, calles aconsejo a portes Gil que simulara aceptar la candidatura de Sáenz, con el propósito de apaciguar a los obregonistas, muchos de los cuales seguían culpando a calles de la desaparición de su líder. Sáenz renuncio entonces a la gobernatura de nuevo loen y se dispuso a prepara su campaña de 1929. 




Centro Pedagógico de Durango A.C.


“Lázaro Cárdenas del Rio y de su Educación Socialista ”
Educación y Sociedad II
M. en P. Jesús Flores Sánchez Flores
Lic. Fabiola Isabel González Alanís.

Victoria de Durango, Durango., Octubre 23 de 2015.






Con referencia al cardenismo se puede decir que con dicho movimiento se trato de  reconstruir el pensamiento nacional, que se desmoronó durante la guerra civil de principios de siglo, y desde la escuela socialista se aspiró a elevar las condiciones de vida de los trabajadores y aumentar el bienestar del pueblo. El socialismo y su corriente pedagógica fue recibida con agrado por muchos, ya que le apostaba a atender la necesidad de educar a un pueblo que carecía de cultura. Empezando con la alfabetización en el proletariado; brindándoles mayores servicios a los hijos de trabajadores y campesinos.

Al finalizar el Maximato y el exilio de Calles dejaron una nueva política, socialista. La educación se destacó nuevamente, la cual habiendo tenido constantes tropiezos desde la fundación de la SEP trató de reivindicarse con el pueblo. En el nuevo periodo se debía de cumplir el principal fundamento que anteriormente se había olvidado, la alfabetización.
El proyecto desarrolló un sistema educativo con fines lucrativos entre el gobierno y el pueblo, representado en el discurso del primer secretario de educación cardenista, Ignacio García Téllez quien afirmó que la educación se encauzaría hacia las clases campesinas y obreras, vinculada con los problemas del medio, las necesidades y aspiraciones de las agrupaciones proletarias y acorde con los progresos de la técnica para la socialización de la riqueza, para que la nueva escuela se convirtiera en capacitadora de trabajadores manuales e intelectuales. La escuela socialista aspiró a elevar las condiciones de vida de los trabajadores, a aumentar el bienestar del pueblo.
La pedagogía del socialismo en México fue recibida con agrado por muchos, ya que empeñaba la necesidad de educar a un pueblo que carecía de cultura. Empezando con la alfabetización en la población vulnerable; brindándoles mayores servicios a los hijos de trabajadores y campesinos. Las famosas Misiones Culturales seguirían estando en pie, ahora con una mayor determinación de llevar la educación a pueblos campesinos, comunidades indígenas entre otros.
 El socialismo se trató de reconstruir el pensamiento nacional, mismo que se desmoronó durante la guerra civil de principios de siglo. Sentimiento por la nación emanado por el Estado, tuvo sus cimientos en dicha ideología. Buscar nuevamente la unificación social fue una tarea a la que se le apostó mediante la formación en las aulas. Aclarando que el enfoque de análisis educativo no tomaría los referentes históricos de los héroes de la independencia y la revolución. Al contrario se trataría de unir a la causa a aquellos subalternos que participaron en ambas guerras.
Tal aportación especifica la manera de difundir que se le otorgó a la educación en México manejando aspectos cotidianos. Las clases populares también tuvieron su visión del aprender, una que no era con libros y ciencias, sino de movimientos sociales a través de la música. La educación socialista agregó tales aspectos de folclor a las clases de primaria; asunto que en los planes de estudio posteriores desaparecería. El modelo utilizado en el cardenismo, retomó la promoción de sentimientos socialistas como la fraternidad, el patriotismo, el amor, el optimismo y la igualdad. Mismos que se hicieron presente tanto en la sociedad como en la educación. Por otro lado las materias de historia y valores reunieron numerosos temas afines a la estabilidad social, la economía; sin olvidar la incorporación de las clases populares al pasado mexicano. Representado en un principio con el caudillo del sur, Emiliano Zapata, pero con igual importancia se agregaron a esta lista las víctimas de Tomóchic, Cananea y Río Blanco.  Los opositores fueron los mismos a los que se enfrentó Vasconcelos y Calles en su momento. El laicismo persistente se intensifico en mayor medida durante el cardenismo. La iglesia católica mexicana no toleraría otra doctrina que la desplazara de una herramienta tan sofisticada como lo es la educación. Ya sea por medio de la persuasión de los padres de familia, intelectuales o círculos de derecha, el clero no perdería su prestigio ante nada.

Al final, el camino del socialismo mexicano significó mucho, tuvo propuestas interesantes, abrió nuevos panoramas teóricos que aportaron tendencias educativas entre el gobierno y el proletariado. Pero la lucha incansable por evitar el gobierno de izquierda en el poder generó constantes tumultos dentro de la sociedad. Al final el socialismo educativo en México fue desplazado como sus predecesores.